

Por el contrario, la familia de los morados, que incluye el magenta, el púrpura y el burdeos, entre otros colores, recoge una gama de tonos artificiales surgidos de la mezcla de dos colores primados como son el rojo y el azul. Así pues, el morado es percibido en la retina por los conos tanto de tipo I como de tipo III. A pesar de sus diferencias, estos dos colores resultan similares a nivel cerebral.
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